Confianza y crisis de la democracia

Patricio Morales

Julio 25, 2023

Uno de los elementos centrales de la crisis de las democracias es la desconfianza. Las encuestas Cadem, Criteria y CEP han encendido las alarmas. Menos de la mitad de la población prefiere la democracia por sobre otras formas de gobierno. La gente no confía en las élites políticas y duda de su capacidad para producir soluciones.

Crear confianza requiere comprensión mutua y cooperación, incluso y especialmente, en escenarios competitivos. Hoy, Chile Vamos, y para qué hablar de Republicanos, ven mayor rentabilidad en un gobierno que no logra sus objetivos, y solo identifican costos al concurrir a acuerdos que permitan avances. Mejor seguir el camino corto para volver a La Moneda, pero sin un pacto de gobernabilidad. Lo mismo pasa para nuestro gobierno, tenemos una expectativa de acuerdos, pero sin producir pactos de gobernabilidad. Seguimos pagando un precio por nuestros tiempos de oposición.

Producir confianza política implica otras habilidades, saber conversar. Un arte o habilidad que escasea hoy por hoy. Más que una política de la confianza y de la conversación, abundan los liderazgos de las opiniones, esos que buscan detonar verdades absolutas sin importar lo que pase con los demás. Aplastar la conversación. Cancelación para allá y cancelación para acá. Pero la buena política no redunda en dar opiniones a diestra y siniestra. Más bien busca producir conversaciones que desencadenan acciones de apertura, que permitan delinear un espacio común donde se pueda cimentar un acuerdo político.

Ahora saber llevar conversaciones exige saber escuchar. Es decir, comprender y respetar la historia y las preocupaciones del legítimo otro. Requiere ser capaz de variar el modo en cómo estamos dispuestos a responder. Un desafío político a desprendernos de una historia donde redituaba más la impugnación que el escuchar, el conversar o el respetar.

Desde el conocimiento de causa, veo un imperativo de gobierno: producir confianza. Desde el Partido Liberal fuimos cofundadores del Frente Amplio y hoy del Socialismo Democrático. Este último, un espacio con luces y sombras, pero donde se encuentran los cimientos de la Concertación. Un progresismo que se entiende en ocupar el poder para la construcción de mayorías, el coalicionismo y la producción de acuerdos. Un claro desafío para nuestra alianza de gobierno con miras a un pacto fiscal o un acuerdo previsional.

La calidad de nuestras conversaciones define nuestra verdadera capacidad política, muy contrario a la búsqueda de likes o el rendimiento en redes sociales. Esto nos puede terminar definiendo como gobierno. Hay que aumentar nuestro capital y calidad política. Acumular poder conlleva mover espacios políticos improductivos a espacios y conversaciones de apertura, para producir valor, reconocimiento y respeto. Así comenzará a emerger confianza.

Columna publicada originalmente en latercera.com